El primero se titula "Hay otras formas de hacer frente a la crisis". Os dejamos este fragmento:
Primero hicieron saltar por los aires el sistema financiero internacional, cortocircuitaron el crédito y paralizaron las economías. Obligaron a los gobiernos a gastar billones de euros para salvar los bancos y, ahora, cuando se ha generado una deuda pública inmensa, la convierten en un negocio. Los mismos que antes especulaban y ganaban miles de millones difundiendo hipotecas basura lo hacen ahora con los bonos de los estados que han tenido que endeudarse como consecuencia de la crisis. Y como son los únicos que pueden financiar a los gobiernos, porque se encargaron de eliminar la banca pública y de prohibir que lo hicieran los bancos centrales, pueden extorsionarles exigiendo condiciones draconianas: o reforman los mercados de trabajo, o privatizan las pensiones, o reducen los gastos sociales… o no compramos la deuda pública. Y simplemente difundiendo rumores (“Grecia no podrá pagar su deuda”, “España va a pedir ayuda al Fondo Monetario Internacional”…) logran que los tipos de interés que los gobiernos tengan que pagar para venderla sea mucho más altos y así ganan aún más.
El segundo se titula "¿Es inevitable sufrir la dictadura de los mercados?", del que os dejamos lo siguiente:
Los Bancos no sólo han impedido que se le pidan responsabilidades por su conducta irresponsable (y delictiva en algunos casos) que dio lugar a la crisis, salvo en algunos casos singulares y en forma de multas que no impiden que hayan vuelto a tener increíbles beneficios. Han frenado la reforma de los mercados financieros que siguen funcionando bajo normas orientadas simplemente a permitir que las actividades especulativas de los financieros proporcionen ganancias más fácilmente; han impedido que se establezca cualquier nuevo tipo de control para evitar la acumulación ingente de riesgo que sus actividades conllevan. Por supuesto, no están dispuestos a consentir que se establezcan impuestos o tasas sobre las transacciones especulativas o ni siquiera sobre sus extraordinarios beneficios. Han evitado igualmente que desaparezcan los paraísos fiscales o que se evite de una vez que los bancos sean quienes laven en sus oficinas el dinero de traficantes, proxenetas, terroristas y criminales de todo tipo. Y todo eso, a pesar de que después de haber recibido incalculables sumas de dinero en ayudas de todo tipo siguen sin proporcionar a empresarios y consumidores el crédito que necesitan para reactivar la economía.
Y el último: "Economía y democracia: poner en su sitio a los mercados", del que destacamos como introducción lo siguiente:
La crisis que estamos viviendo es una buena prueba de la gran limitación que tienen nuestros sistemas democráticos, cuando nos permite comprobar que los gobiernos son materialmente impotentes frente a los grandes poderes económicos y financieros y que estos imponen sin apenas dificultades sus preferencias a los poderes representativos, sin que los ciudadanos apenas podamos pronunciarnos, en el marco de los mecanismos democráticos al uso, para evitarlo.
Muy recomendable la lectura completa de todos los artículos.